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Argentina

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Futbolista dona parte de su hígado a su sobrino de 9 meses y conmueve a Argentina

Por Iván Pérez Sarmenti

(CNN Español) -- Cuando a Alejandro “Lulo” Benítez le dijeron que él podría salvarle la vida a Milo, su pequeño sobrino de apenas 9 meses, no lo dud​ó ​ni un instante. No le importó que el costo fuera someterse a una operación para donarle parte de su hígado ni que, quizás, eso significaba truncar su carrera como jugador de fútbol.

“Primero para mí estaba la salud de mi sobrino y no me importaba ​m​​ás​ ​nada que mi sobrino”, explicó Benitez, quien a sus 30 años es un histórico delantero y goleador del Club Central Larroque de la provincia de Entre Ríos, en Argentina.

Milo es el hijo de una sus hermanas y sufría de una obstrucción biliar. Tras una serie de tratamientos, el trasplante se convirtió en la única alternativa para que sobreviviera.

Según explicaron los médicos que lo trataron, al ser un bebé la mejor opción era un donante vivo que pudiera darle un pedazo de su hígado. Por eso, comenzaron a buscar familiares aptos para esta intervención.

Pero el padre de Milo no era compatible y su madre, con quien ​sí ​compartía la misma sangre, había sido operada del corazón ​de joven: era muy riesgoso someterla a esta aventura. Entonces, los médicos siguieron indagando en el resto de la familia y resultó que el tío “Lulo” era el indicado.

“Somos una familia muy unida, somos tres hermanos. Les dije que no dudaba ni un segundo, que iba a ser yo e imagínate la alegría de ella y la felicidad y el alivio porque había una oportunidad de vida para Milo", relató Benítez.

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Tras las largas horas que duraron las dos operaciones, y cuando estuvieron estabilizados, llegó el reencuentro entre tío y sobrino.

"La verdad es que, después de la cirugía, yo lo vi a los cinco días de la operación. Recién voy a terapia intensiva, que pude levantarme de la cama e ir, ese encuentro fue lo más emocionante que me pasó en mi vida. Era otra persona. Verlo a él ahí en la incubadora y yo empezarle a cantarle las canciones que le cantaba y él sonriendo, la verdad que eso me emocionó mucho y me largué a llorar”, narró emocionado Benítez una vez más.

​É​l ya fue dado de alta y volvió a su pequeña ciudad natal, a unos 270 kilómetros al norte de Buenos Aires, donde fue recibido como un héroe. Milo, por su parte, evoluciona favorablemente y tiene un “alta ambulatoria”, es decir, debe volver al hospital dos veces por semana para que le practiquen controles.

Para la familia Benítez hoy todo es alegría. A la recuperación de Milo se le suma otra buena noticia: Alejandro Benítez va a ser papá por primera vez por la época de fin de año. Su novia está embarazada y por eso el jugador, luego de hablar con CNN en Español, partió rápidamente a encontrarse con ella porque quería acompañarla a hacerse una ecografía donde, quizás, puedan saber el sexo de su futuro bebé.

A partir de ahora t​í​o y sobrino deben cuidarse. Milo es quien más atención requiere y , además de los controles periódicos con los médicos, debe permanecer aislado por el riesgo de contagiarse con cualquier enfermedad. Por eso, vivirá un tiempo más en un hospedaje con su madre frente al Hospital Austral de Pilar, donde fue operado, y lejos de sus dos hermanos que lo esperan ansiosos en su casa de la ciudad de Larroque.

Su tío, de a poco, podrá volver a hacer su vida normal. "Habitualmente tienen cuidados con respecto de la alimentación y cuidados con la actividad física, hasta seis u ocho semanas y a partir de la sexta u octava semana empiezan a hacer ejercicio en forma progresiva y después pueden hacer vida normal como cualquier persona. O sea él puede de acá en seis a ocho semanas volver empezar a correr progresivamente hasta volver a tener una actividad de riesgo, sea fuerte, sin ningún inconveniente", explicó Ariel González Campana, cirujano del equipo de Trasplante del Hospital Austral.

Si bien la operación no lo obliga al retiro, es muy difícil que Benítez pueda regresar a las canchas, al menos profesionalmente. Ya tiene 30 años y para un jugador profesional la edad es un condicionante. Pero además deberá afrontar una larga recuperación y, de volver a jugar, los riesgos de recibir golpes en la zona afectada son altos.

Pero eso a él hoy poco le importa. La alegría de ver a su sobrino recuperarse y sonreír nuevamente es mucho más fuerte que su pasión por el balón de fútbol​.​